Sí. Hoy toca ‘recibir’. Leo de dos fuentes muy disintas críticas hacia el universo blog, lo que representa, lo que realmente influye y, lo que para mí es más importante, cómo es percibido por el gran público, del que, no nos olvidemos, los blogeros formamos parte en pequeña medida.
En primer lugar, Patricia Fernández escribe para la sección de Negocios de El País el artículo ‘Pioneros de la moda’, donde, entre otras cosas, dice:
«Hay quien cree que la simplificación del proceso de publicación convierte a cualquiera en un escritor o periodista. ¿Es eso así? Probablemente lo es en la misma medida que una llave inglesa, un mono y un grifo roto le convierten a uno en fontanero.»
El eterno dilema que venimos discutiendo desde ni se sabe y que parece no aclararse jamás. Personalmente: No, no todos los blogs hacen periodismo. Quizá una pequeña minoría. La periodista de El País hace esta observación tras hablar (un poco tarde) de la presentación del libro «La blogosfera hispana» (descargar pdf), editado por la Fundación France Telecom y coordinado por J.M. Cerezo, a quien podimos oir en el I Congreso internacional de Blogs de hace dos semanas en Madrid. Aprovechando el hilo del tema, deja clara su visión de una blogosfera que, pese a su presunción de horizontalidad,…:
«El fenómeno empieza a dar muestras de que está lejos de la presunta virginidad que le atribuyen sus defensores: autores egomaníacos y endogámicos, que se enlazan unos a otros (pasa también en este libro) creando una especie de aristocracia blogosférica».
Las críticas o las no-tan-buenas-noticias llegan también de un foro que, al menos yo, considero mucho más ducho en el tema: el We Media World Forum, ya clausurado. Según leo en Baquía.com, una de las principales conclusiones que a la que han llegado los expertos es:
«El blog es la fuente de información menos fiable y la televisión la que produce más confianza».
A tal convencimiento han llegado después de hacer un sondeo realizado a más de 10.000 personas de EEUU, Gran Bretaña, Brasil, Egipto, Alemania, India, Indonesia, Nigeria, Rusia y Sudáfrica. Desde luego, no quiero pecar de iluso y decir que me sorprende. Es evidente que el poder de la TV tiene una sombra alargada, su influencia social sigue (y seguirá) siendo enorme, al menos mientras una sociedad vea normal que el periodista con más credibilidad y que más confianza suscita en un país aparece más minutos anunciando productos financieros que las noticias que tanta credibilidad le dan, lo cual hace no muchos años hubiese sido motivo de despido fulminante (como periodista).
Termino, por no alargar demasiado, con una última cita (más bien advertencia) que Patricia Fernández hace a sus lectores, muchos de los cuales estarán en proceso de descubrir con reservas la blogosfera:
«Los lectores de blogs deberían tener en cuenta, por tanto, que las bitácoras que leen -y de la misma manera que cualquier otra cosa- pueden arreglar la avería o inundar la casa.»
¿Qué opináis de todo esto? ¿No es la blogosfera tan revolucionaria y tan diferente de todo lo demás? ¿Existe la ‘aristocracia blogueril’ que dice Patricia? ¿Estamos ante un fenómeno endogámico más, como el del mundo académico? ¿Es necesaria la confianza para que la blogosfera gane cada día más audiencia, o no es necesaria porque, simplemente, ése es un requisito exclusivamente periodístico?
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